Foto: meesho |
Como ocurre con los adultos, hay niños que son más extrovertidos y otros que son más tímidos, los hay que disfrutan interactuando con otras personas y los hay que prefieren quedarse en su círculo social más reducido y se ponen nerviosos ante situaciones y gente nueva.
La timidez infantil es normal alrededor de los 2 años, pero si a partir de ahí vemos que el peque sigue teniendo problemas para relacionarse hay que ir poco a poco animándole a que lo haga. Eso sí, siempre respetando que no sea el niño más extrovertido del mundo y sin forzarle.
¿Cómo hacerlo? Desde Sanutri, expertos en alimentación infantil desde hace más de 40 años, te damos algunos consejos.
- Aumenta las situaciones de interacción del peque, tanto con otros niños como con gente mayor. Salir a jugar al parque, apuntarlo a alguna actividad extraescolar (de algo por lo que muestre interés, ¡se trata de que se sienta cómodo!), ir de excursión con otros padres con hijos…
- No le critiques por ser tímido, ni en privado ni mucho menos delante de otras personas. Trata su timidez como un rasgo más de su personalidad y no como un problema, ya que en la mayor parte de los casos no lo es. Eso sí, dándole la importancia justa, transmítele al peque que interactuar con los demás será algo positivo para él.
- Ofrécele tu apoyo y ayuda en todo momento. Al sentirse apoyado, el peque se sentirá más seguro. La seguridad en uno mismo es el primer paso para aprender a relacionarse con los demás sin sentir ansiedad.
- No intentes hacer del peque algo que no es. Es muy importante tener claro que ser algo más introvertido que el resto de los niños no es necesariamente malo: no obligues al peque a estar siempre con otra gente, muchos niños (como muchos adultos) valoran también tener su propio espacio. Si el peque no parece tener problemas o estar pasándolo mal cuando se relaciona con otras personas no hay que darle importancia al hecho de que otras veces prefiera estar solo.
- ¡Ten paciencia! Superar la timidez significa en la mayor parte de los casos ir ganando confianza en uno mismo, y para esto hace falta tiempo y experiencia. Conforme vaya creciendo, el peque irá aprendiendo a perder el miedo a relacionarse.
La timidez infantil es normal alrededor de los 2 años, pero si a partir de ahí vemos que el peque sigue teniendo problemas para relacionarse hay que ir poco a poco animándole a que lo haga. Eso sí, siempre respetando que no sea el niño más extrovertido del mundo y sin forzarle.
¿Cómo hacerlo? Desde Sanutri, expertos en alimentación infantil desde hace más de 40 años, te damos algunos consejos.
- Aumenta las situaciones de interacción del peque, tanto con otros niños como con gente mayor. Salir a jugar al parque, apuntarlo a alguna actividad extraescolar (de algo por lo que muestre interés, ¡se trata de que se sienta cómodo!), ir de excursión con otros padres con hijos…
- No le critiques por ser tímido, ni en privado ni mucho menos delante de otras personas. Trata su timidez como un rasgo más de su personalidad y no como un problema, ya que en la mayor parte de los casos no lo es. Eso sí, dándole la importancia justa, transmítele al peque que interactuar con los demás será algo positivo para él.
- Ofrécele tu apoyo y ayuda en todo momento. Al sentirse apoyado, el peque se sentirá más seguro. La seguridad en uno mismo es el primer paso para aprender a relacionarse con los demás sin sentir ansiedad.
- No intentes hacer del peque algo que no es. Es muy importante tener claro que ser algo más introvertido que el resto de los niños no es necesariamente malo: no obligues al peque a estar siempre con otra gente, muchos niños (como muchos adultos) valoran también tener su propio espacio. Si el peque no parece tener problemas o estar pasándolo mal cuando se relaciona con otras personas no hay que darle importancia al hecho de que otras veces prefiera estar solo.
- ¡Ten paciencia! Superar la timidez significa en la mayor parte de los casos ir ganando confianza en uno mismo, y para esto hace falta tiempo y experiencia. Conforme vaya creciendo, el peque irá aprendiendo a perder el miedo a relacionarse.
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