Foto: Jim Champion |
La
merienda
parece muchas veces un simple extra, pero es tan importante como el
resto de las comidas. Muy similar al desayuno, aunque en menos
cantidad, ayuda a los peques a recuperar algo de energía
para afrontar lo que queda la tarde
y a aguantar sin hambre hasta la hora de la cena.
Toda
mamá quiere darle a su peque una merienda perfecta, sana y
nutritiva, formada por los elementos recomendados: algún lácteo,
cereales y una pieza de fruta.
No obstante, cada peque es un mundo, con necesidades y gustos
diferentes. ¿Cómo adaptar la merienda a cada uno de ellos? Desde
Sanutri, expertos en alimentación infantil desde hace más de 40
años, te damos algunos consejos.
- Una de las manías más comunes entre los peques es la de rechazar por sistema la fruta. Pues bien, la merienda es el momento perfecto para que recuperen esta pequeña carencia. No digas la palabra fruta en ningún momento, y en su lugar preséntale un plato de melón con jamón, una macedonia con muchos colores, un yogur natural con trozos de fruta o, en ocasiones especiales, unas fresas con nata. ¡No se podrán resistir!
- Si tu peque es de los que lo que se niegan a probar es la leche, puedes aprovechar también la merienda para introducir lácteos en su fruta. ¿Será capaz de decir que no a un flan o a un bol de arroz con leche? ¡Seguro que no! Otra opción tradicional y deliciosa: el queso con membrillo.
- Además de a los gustos de los peques, las meriendas deben ajustarse también a sus necesidades y su constitución física.
- Y, sea como sea tu peque, no olvides una regla básica: que los zumos o batidos sean siempre naturales y que, si se le da alguna bollería, sea de panadería y no industrial. ¡La merienda no solo estará más rica, sino que además será mucho más sana!
¿Qué
os parecen estos consejos? ¿También los aplicáis en casa con
vuestros peques? Contadnos qué más ideas añadiríais.
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